Desde el mirador de Chipeque, en un claro y tranquilo anochecer de luna creciente, se disfruta un espectacular crepúsculo que dejará paso a la profunda noche que las estrellas convertirán en mágico lucernario en el que destaca el brillo fulgurante de Venus,monarca indiscutible en este sector de la bóveda celeste Iluminado por la pálida luz de la luna creciente, el Teide parece adormecido luciendo el blanco embozo- regalo sorpresa - con que la fría y caprichosa primavera le agasajó. Mientras, las estrellas siguen impasibles su repetitivo carrusel de luz en su eterno peregrinaje hacia el ignoto infinito...¡ Y más allá...
27 de Marzo de 2015
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