jueves, 5 de febrero de 2015

La fortaleza de Argodey un atardecer de Febrero

Majestuosa, mayestática, mística, venerada, legendaria, misteriosa, sagrada, mágica, esotérica, cabalística, seductora, encantada, mitológica, quimérica, arcano, enigmática, o...¡simplemente,bonita! ¿Cuántos adjetivos más, harían falta para definir las sensaciones que produce contemplar esta pequeña planicie que se eleva tímidamente sobre el duro y  yermo territorio circundante entre los pagos aledaños a Chipude, en Pavón y el profundo y silencioso barranco de Erque y  Erquito? 
Da igual contemplarla un claro día soleado recortada sobre un cielo infinito lujuriosamente azul, o envuelta en el suave velo que le ofrecen las dulces brumas del Garajonay; cubierta por el halo dorado del ocaso, o bañada por la  luz indefinible de la luna
Da igual escudriñarla en la "no-luz" de los extremos del día ,o presentirla en la impenetrable  y profunda oscuridad de la noche... da igual... La Montaña de Argodey, La Fortaleza de Chipude, montaña sagrada donde los antiguos  aborígenes gomeros ofrendaban a sus deidades, teje su urdimbre de apacible y onírico encantamiento que subyuga y enamora como un beso apasionado, hipnotiza y seduce como los bellos ojos de una deidad del Olimpo o atrapa y aprisiona como las invisibles telarañas de la que fuera la bella  Aracne...

Atardecer y La Fortaleza cerca de  Igualero  el 7 de Febrero de 2010


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