martes, 3 de noviembre de 2015
Última luz de la tarde en La Calera desde el Barranco.
Después de un relajante baño en el mar y un opíparo almuerzo en muy grata companía - requisito imprescindible para el buen yantar - en una inapropiada , por calurosa y solariega, jornada de otoño, púsome la tarde broche de oro al día con un atardecer nítido, de cielo lujuriosamente azul y de luz limpia y transparente que iluminaba la penumbra de La Calera, allí donde ya el sol trepó por el tronco y se anda columpiando por las pencas más altas de las palmas que aún se yerguen majestuosas en este apacible rincón de Valle Gran Rey , yacente al pie de la barrigona ladera que se estira hasta La Punta de Perico en las estribaciones orientales de la semiplanicie de La Mérica. El sol dorado de la tarde perfila la linde donde La Ladera se divide entre el Este , que ya quedará en sombra y el Oeste, que aún, hasta que el dios Helios trasponga tras el horizonte, disfrutará del privilegio de la luz del ocaso... Mientras, la zona en penumbra se adormece lentamente iluminada por el resplandor que el majestuoso risco de Teguerguenche, bañado por sol del poniente , esparce generoso sobre la tarde profunda y oscura del interior del Valle.... Es la magia del equilibrio entre la luz y las sombras ...
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Sin salir del apartamento tengo la fortuna de disfrutar de este espectáculo improvisado que se monta cuando en Agosto, a causa de las marea...
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